La investigación científica es la base de casi todo el conocimiento humano. Es devido a ella que vivimos el alto nivel de desarrollo científico y tecnológico alcanzado hoy. En el campo de la investigación en salud se pueden destacar muchos logros desde el descubrimiento de nuevas vacunas y medicinas a los avances en la biotecnología y la genómica.
Sabemos que los impactos de los nuevos descubrimientos no siempre son favorables para el bienestar de los seres humanos, otros seres vivos y el medio ambiente. Ejemplos vivos en nuestra memoria son la bomba atómica, el mal uso de pesticidas, o el intento de clonar seres humanos, entre otros. Es precisamente para tratar de evitar resultados de tal manera que se impone la reflexión ética como una necesidad en las instituciones vinculadas a la ciencia.
Comités de Ética, como instancias de control social, regulan la investigación con seres humanos y animales con el fin de garantizar el respeto y la prevención de los daños, y dedicar la atención necesaria a los proyectos que promuevan la intervención en el medio ambiente. Ciencia y ética van de la mano, en busca de la siempre creciente progreso en beneficio de la humanidad y el planeta.